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domingo, 23 de agosto de 2015

KAK MИHДAЛЬ, KOTOPOЙ OTKPЫBAETCЯ (kak mindál katóroi atcribaiétsia)
HA ЦBEKE, Я OTKPЫЛACЬ K TBOEЙ ЛЮБOBИ. (na tsbiéke, ya atcrilás ek etboéi liubóbi)
MEДЛEHHO И CЛAДKO (miédliena i esládka)
TOГДA, KOГДA Я ЖДY TBOEГO OTBETA. (tagdá, kagdá ya essdú etboiébo atbiéta)
CKOЛЬKO OH БYДET OПAЗДЫBATЬ, ЧTOБЫ ЦBECTИ? (eskólka on budet apázdibat, echtobúi tsbiésti)
CKOЛЬKO OH БYДET BЯHYTЬ? (eskólka on budet bianút)
KOГДA ЖИЗHЬ HAЧИTAETCЯ BCEГДA MOЖET (kagdá yizn nachinaiétcia efsegdá moyet)
OKAHЧИBATЬCЯ. (akanchibátsia)
PAHЬШE EГO BKYC HE CЛAДKИЙ, (ránshe yibó efkús ni esladki)
PAHЬШE BPEMЯ PAЗOPЯET EГO БЛECK, (ránshe briemia razoriáet yivó bliésk)
... И ПРOБOBATЬ TBOИ POT. (i prababát etbai rot)


Y significa:


Igual que el almendro se abre en flor

Yo me abro hacia tu amor.
Lenta y dulcemente
mientras que espero tu respuesta

¿Cuánto tiempo tardará en florecer?

¿Cuánto tiempo en marchitarse?

Cuando una vida comienza siempre otra termina.


Antes de que su sabor no sea dulce,

antes de que el tiempo borre su aroma
.... y probar tus labios.
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
(The emotional intelligence)


Siempre presente, la palabra inteligencia (del latín intellegentĭa) es la capacidad de pensar, entender, asimilar y elaborar información para resolver problemas. Ha llamado siempre la atención a lo largo de la Historia y  existen citas numerosas, de lo importante y asombroso de ser portador de esta habilidad. Ha sido signo de admiración, ventaja, virtud y don. Aunque intuido en diferentes civilizaciones, con adjetivos diferentes, desde hace algunos años se ha centrado la atención a este tipo de inteligencia, que podría ser mas importante que el I.Q. “La inteligencia emocional”.
Cada día nos enfrentamos inevitablemente con una gran cantidad de emociones que requieren su resolución para interactuar con otros, llevar a cabo nuestras actividades, conseguir paz interior; en resumen interactuar con el mundo. La manera efectiva con la que podamos conseguir el manejo de estas emociones de manera asertiva, hace la diferencia entre llevar una vida racionalmente feliz o vivir con estrés o angustia y desesperación interior. Todo lo que vemos, escuchamos, olemos, viaja a través del cuerpo en forma de señales, estas pasan de una célula a otra hasta que alcanzan su destino final “El cerebro”. Este viaje a través de los sentidos al cerebro, sigue una dirección particular: inicialmente entra a la base del cerebro –la cual podríamos llamarla una zona primitiva en la escala evolutiva cerebral- y, posteriormente, termina en los lóbulos frontales, donde se lleva a cabo el pensamiento lógico y racional. El punto central en este momento es que, antes de alcanzar esa zona “racional”  en su trayectoria, pasa por el sistema límbico (formado por el tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, septo y mesencéfalo), donde se lleva a cabo, entre otras funciones, la empatía y los procesos emocionales. La comunicación entre el cerebro emocional y racional es la fuente central de la llamada “Inteligencia emocional”, sin embargo, con mucha frecuencia, algunas personas llevan los estímulos exteriores solamente a la parte emocional (Sistema límbico) y no permiten la trayectoria hacia la parte racional, lo cual, obviamente resulta en decisiones y conductas poco adaptativas en el mejo de los escenarios de vida.
Lo relevante, de manera general, de la importancia de incrementar la inteligencia emocional que, por cierto, es susceptible de entrenarse y hacerse mas eficiente, traduce una vida mas satisfactoria y asertiva. No está de más señalar que, en diferentes estudios, se ha demostrado que las personas mas exitosas en diferentes aspectos de la vida, no son las que poseen un I.Q alto, sino aquellas mas inteligentes emocionalmente.
El término inteligencia emocional fue utilizado por primera vez en 1990 por Peter Salovey, de La universidad de Harvard, y John Mayer, de la Universidad de New Hampshire, los cuales definen a la INTELIGENCIA EMOCIONAL como “la capacidad de controlar y regular las emociones de uno mismo para resolver los problemas de manera pacífica, obteniendo un bienestar para sí mismo y para los demás"; es también guía del pensamiento y de la acción.
Actualmente se han escrito muchos libros que hablan acerca de la inteligencia emocional y la manera de que esta pueda desarrollarse, sin embargo, es conveniente que este proceso se lleve por Psicólogos, Psiquiatras y Psicoterapeutas en vista de la complejidad de cada individuo y su forma particular de ser y de ver el mundo, además de analizar y tratar aquellas conductas o pensamientos que detienen o hacen difícil el desarrollo de esta habilidad.
Dentro de los puntos de desarrollo a lo largo del proceso de crecimiento en esta área, destacan los siguientes:

1.Estrategias de autoconocimiento
2.Estrategiasd de autocontrol
3.Estrategias de conocimiento o advertencia social
4.Estrategias de manejo de relaciones interpersonales

No hay duda de que, en los diferentes contextos educativos para infantes, debería incluirse un entrenamiento con esta dirección ya que, como sabemos, los primeros años en la vida, marcan una gran diferencia en el perfil de la vida adulta.
Finalmente, el entrenamiento en inteligencia emocional, requiere participación activa por el paciente y terapeuta, así como  constancia y reflexión.

“Somos lo que pensamos”
Albert Einstein

REFERENCIAS

Bradberry T, Greaves J, The emotional intelligence. Quick book (New York Simon and Schuster, 2005)
Goleman, Daniel. La Inteligencia emocional. Vergara, Editor. Buenos Aires Argentina. 1996.
Caballo, B. Manual . Manual de evaluación y entrenamiento de habilidades sociales. Editorial S. XX1, 2012


LA PAREJA
La pareja se une para construir un vínculo propio y funcionar según su propia organización. Winch (1972) en su teoría de complementariedad explica que la elección de pareja se articula alrededor de ejes bipolares complementarios, los cuales pueden ser inconscientes o conscientes, la presencia de una característica complementaria en una persona impulsa al otro a buscar la particularidad antagónica en su futura pareja, sin que haya puntos de equilibrio o intermedios. Según este autor la pareja busca en el otro lo que no tiene.
Tordjman (1989) nos habla de que existe una necesidad por buscar afinidad en la pareja, la cual se manifiesta en forma de mecanismo de defensa y de reafirmación a través del otro, lo que uno es. El amante descubre en el amado una gran complementariedad, ella o él es todo lo que hubiera deseado llegar a ser. En él encontramos una parte de nosotros mismos, reprimida o sublimada.
El término pareja suele definirse de muchas formas, Thibault (1972) indica que es una ecuación con dos incógnitas y para resolverla es necesario conocer la naturaleza de las incógnitas y la relación que las une (Money, 1980; citado en Orlandini, 1998). Refiere que amor significa pareja y el enamoramiento es la experiencia de establecer un vínculo de pareja romántico. Por su parte, Tordjam (1989) plantea que la pareja no es el resultado de la suma de dos individuos que yuxtaponen sus personalidades. De hecho, constituyen un grupo original llamado a construir un vínculo propio y a funcionar según su propia organización. Y que cualquier grupo, aún estando reducido a dos individuos, accede a una organización interna en la medida del pasado y, sobre todo, de sus perspectivas de duración, aunque esto no se imagine eterno.
En cambio, Casado (1991) concibe a la pareja como la relación entre dos personas basada en la percepción del vínculo que tienen ambas, caracterizada por la aparición del “nosotros”, bajo la regulación social que sea. Al respecto, Rage (1997) considera a la pareja como origen de la familia, compuesta por dos persona completas, viviendo un proceso de madurez y preparación para la misión que emprenderán. Deben estar conscientes de los retos que puede depararles el mundo cambiante, así como de las dificultades propias de cada etapa de su ciclo familiar, para poder vivir y trabajar juntos en su propio crecimiento como personas y como pareja, en la formación de una familia sana, funcional y con valores.
Por su parte, Orlandini (1998) la define como un conjunto de dos personas, usualmente del sexo opuesto, que establecen un lazo intenso y duradero, que se proveen de sexo y ternura y han decidido acompañarse por un espacio de tiempo definido o indefinido.
Tzeng (1992) va más allá y realiza una recopilación de algunos de los modelos teóricos más importantes desarrollados en el amplio campo de las relaciones interpersonales. Estas teorías hacen hincapié en los procesos que tienen lugar cuando un individuo establece, mantiene o concluye una relación de pareja y la forma en cómo las diferencias individuales determinan el desarrollo de sus relaciones. Algunos modelos teóricos se enfocan en las experiencias de la infancia, así como en las primeras vivencias que modelan la personalidad del individuo y cómo contribuyen en el desarrollo y establecimiento de las futuras relaciones amorosas en el sujeto.
Díaz-Loving (1999, 2004) establece que actualmente ya no se concibe a la pareja como una institución inamovible e inmutable. Antes las parejas se constituían en función de aspectos socioeconómicos, más que como una forma de satisfacción de necesidades de vinculación afectiva o interacción íntima. Así, en el momento que dos personas interactúan, sus características, manifestaciones conductuales, expectativas, emociones, actitudes, atribuciones, formas de comunicación verbal, de metalenguaje, el contexto, las normas particulares y el momento histórico se combinan para determinar la forma, conducción, interpretación y conductas de interacción. Bajo estas circunstancias, el desarrollo de cada sujeto será central para el tipo de relación y de interpretación de la misma.
Hasta ahora, hemos mencionado distintas concepciones y teorías acerca de la pareja, pero ¿qué factores influyen en la elección de una pareja?
Morales (1997) menciona que las características físicas determinan la atracción de una persona sobre la otra. La percepción que se llega a tener, en la mayoría de los casos, media entre los primeros encuentros para que haya o no encuentros posteriores. Las investigaciones muestran, por ejemplo, cómo los estudiantes suelen ignorar a individuos poco atractivos.
Los hombres y mujeres tienen formas diferentes de percibir el noviazgo, parece ser que los hombres están más preocupados por la relación corporal y por la atracción física, tanto en él, como en su pareja; inclinándose a aspectos de autoafirmación o seguridad, a conductas destinadas a la ejecución y logro de metas y a lo racional o analítico. Mientras que las mujeres tienden a dar mayor importancia a las características de orden socioeconómico, intelectual, expresivo, a la preocupación por el bienestar de otros y a las relaciones interpersonales afectivas (Jiménez, 2003, Pedroza, 1998 y Winch, 1958).
De acuerdo con Garduño (2002), la principal causa de noviazgo para las mujeres es la atracción, después de la amistad, el tener alguien con quien puedan platicar, compartir, admirar, querer y satisfacer la necesidad de no estar sola, además de que tengan intereses en común. Para los hombres la principal causa de noviazgo es el interés físico, la amistad, la diversión y el gusto por la aventura.
Así, resulta interesante realizar un estudio para identificar los factores que determinan la elección de pareja y poder comprender de qué manera interactúan los intereses de los sujetos con los del sexo opuesto.Además, poder contar con información sobre los factores que influyen en la elección de pareja permitiría dar solución a la posible mala elección de la pareja y, en la medida de lo posible, evitar las relaciones conflictivas o las falsas ilusiones con respecto a la persona elegida, debido a la superficialidad y al poco conocimiento acerca de nuestros propios gustos y las características del posible prospecto, teniendo en cuenta que realmente se necesita una relación complementaria y no una suplementaria.
Por tal motivo, el objetivo de esta investigación es determinar si existen diferencias en los factores que influyen en la elección de pareja entre hombres y mujeres. Nuestra hipótesis de investigación propone que el atractivo físico es el principal factor para la elección de pareja en los hombres, mientras que en las mujeres el factor más importante es la semejanza con su pareja.
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Método
 SujetosDurante la investigación se trabajó con 145 sujetos, 76 hombres y 69 mujeres, con un rango de edad de 18 a 25 años y una media de 21.5; todos estudiantes de licenciatura en la Universidad del Valle de México, la Universidad Nacional Autónoma de México y la UNITEC. Se determinó una muestra de tipo no probabilístico debido a que utilizamos un subgrupo de la población, donde la elección de los elementos no depende de la probabilidad, sino de las características de la investigación.
 InstrumentoEl grupo de investigación decidió aplicar la Prueba de Elección de Pareja COTAPI elaborada por David Alfonso Correa Rodríguez, Alicia Tavares Hernández y Rafael Piñón Ramírez (2004), la cual evalúa 11 factores que determinan la elección de pareja. La prueba consta de 182 preguntas que exigen respuesta con una escala tipo Lickert con 5 puntos y cuenta con un índice de confiabilidad Alpha de Cronbach de 0.94. Para la estimación de la confiabilidad se trabajó con 54 sujetos, utilizando el procedimiento test-retest para obtener la estabilidad temporal de cada uno de los reactivos, descartando aquéllos que no reportaron correlaciones Phi significativas. Posteriormente, se calculó la validez utilizando el procedimiento de discriminación entre grupos contrastados, para averiguar si los reactivos eran capaces de discriminar a los sujetos que obtuvieran calificaciones totales altas de aquellos con calificaciones totales bajas, calculando las puntuaciones t para cada uno de los reactivos. Una vez calculadas las t para todos y cada uno de los reactivos, se ordenaron de mayor a menor eliminando aquellos que obtuvieron una t con un nivel de significancia de por lo menos 0.05. Eliminamos 5 reactivos, quedando la prueba con un total de 182 reactivos. Los 11 factores que evalúa este instrumento se describen a continuación:
Factor costumbre. Con base en la teoría de los procesos oponentes, se entablan relaciones de pareja por los actos repetidos de placer que genera la interacción con la persona (Garduño, 2002; Solomon & Corbit, 1974, citados en Tzeng, 1992).
Factor igualdad de objeto. Teoría de acercamiento. Se busca en la pareja las características de alguien importante en nuestra vida, principalmente las características de la madre, por ser el primer objeto de amor (Furman, Simon, Shaffer & Bouchey 2003; Simonelli & Bastianoni 2003; Bowlby, 1969, 1973, 1980, citado en Díaz-Loving, 1999) .
Factor atractivo f ísico. Se establece la relación de pareja debido al atractivo físico del otro (Gil-Burmann, Pelaez y Sánchez, 2003; Jiménez, 2003; Li, 2003; Storey, 2003; Urbaniak y Kilmann, 2003; Garduño, 2002; Pedroza, 1998; Morales, 1997; Winch, 1958).
Factor afiliación. Como seres sociales, los humanos tenemos una gran necesidad de pertenencia y vinculación con otros por medio de relaciones duraderas y cercanas, las personas pueden buscar pareja para no estar solos, mantener la especie o compartir su vida (Garduño 2002; Díaz-Loving 1999; Thibault ,1972).
Factor apoyo. Las personas necesitan de alguien para seguir adelante en la vida, sentir en ella una seguridad que les hace falta, una persona que las pueda entender, comprender, ayudar en cosas que no pueden controlar por sí solas (Banister, Jakubec y Stein 2003; Furman, Simon, Shaffer y Bounchet 2003; Quiles, 2003).
Factor gentileza. Abordando la paradoja del chico bueno y la chica buena, la gente tiende a buscar aquello que se considera ideal en las personas; en el hombre, que sea: educado, caballeroso, atento, detallista; y en la mujer que sea: tierna y cariñosa, donde los dos tengan sentido del humor y sean románticos. Lo cual significa que son creativos, ingeniosos y graciosos (Banister, Jakubec y Stein 2003; Jiménez, 2003; Schvaneveldt y Ingoldsby, 2003; Storey 2003; Urbaniak y Kilmann 2003; Pedroza, 1998; Morales, 1997; Winch, 1958).
Factor semejanzas. Son las características personales que comparten las personas, como: valores, creencias, capacidades, actividades, gustos, características individuales (Schvaneveldt e Ingoldsby, 2003; Quiles 2003; Banister, Jakubec y Stein, 2003; IMJ, 2003; Díaz-Loving 1999).
Factor sociocultural, dinero. En la actualidad el valor de una persona, en algunos sectores de la sociedad, es medido por su nivel económico o por la cantidad de bienes que posea (Winch, 1958; Morales, 1997; Pedroza, 1998; Padilla, 2001; Schvaneveldt e Ingoldsby, 2003; Gil-Burmann, Pelaez y Sanchez, 2003; Sundie, 2003; Li, 2003; Jiménez, 2003).
Factor sociocultural, cultura. La persona es valorada por la religión que profesa, su educación académica o cultura que posee (Gil-Burmann, Pelaez y Sanchez, 2003; Schvaneveldt e Ingoldsby, 2003; Quiles 2003 Padilla, 2001; Pedroza, 1998).
Factor sexo. Saber besar bien, ser “bueno” en la cama, tener relaciones sexuales frecuentemente, estar bien informado sobre el tema, tener una buena reputación sexual, hacen que el sexo se convierta no solamente en el medio para satisfacer una necesidad biológica, sino también psicológica, emocional e inclusive sentimental (Yancey, 2003; Sundie, 2003; Maner, 2003; Storey, 2003; Díaz-Loving 2002; Garduño, 2002).
Factor admiración. La admiración provee apoyo. Así, cuando recibimos admiración o la damos, nos sentimos notablemente apreciados, amados y reforzados en nuestro amor para con la pareja, confirmando nuestro juicio y fortaleciendo nuestros sentimientos amorosos (Banister, Jakubec y Stein, 2003; Quiles, 2003; Garduño 2002).
Factor novedad. Las personas se interesan por aquellas que son originales, fuera de lo común, que gustan del riesgo, las emociones fuertes, no caen en la rutina o resultan impredecibles (Yancey, 2003; Garduño 2002).
 EscenarioEste instrumento se aplicó en las instalaciones de la Universidad del Valle de México, de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la UNITEC, en salones que cuentan con ventilación e iluminación adecuada y espacio suficiente.
 MaterialesFormatos de aplicación, formatos de respuesta y lápices.
 ProcedimientoEn primer lugar se estableció un contacto con las universidades mencionadas a fin de que se otorgara la autorización para aplicar las evaluaciones. Posteriormente, solicitamos la resolución de los instrumentos de manera grupal y autoaplicada, proporcionando a cada sujeto un formato de la prueba y un lápiz, indicándoles que el objetivo de la evaluación era conocer su punto de vista acerca de los factores que determinan la elección de pareja. Asimismo, hicimos hincapié en que sus respuestar serían confidenciales, no dejaran ningún reactivo sin contestar y trataran de responder de la manera más sincera posible.
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Resultados
Los datos fueron analizados utilizando la prueba de U de Mann-Whitney, ya que este análisis permite establecer si existen diferencias entre dos grupos de sujetos independientes (hombres vs. mujeres) cuando se trabaja con datos con un nivel de medición ordinal. Cabe señalar que las puntuaciones más bajas indican una mayor tendencia hacia el factor por parte de los sujetos.
Tabla 1. Promedio de puntuaciones de cada factor por género y análisis de diferencias
Factores
Hombres
N = 76
Mujeres
N = 69
Análisis
de diferencias
Costumbre
Media = 3.24
Media = 3.46
U = 1993.5
p.=.013
Igualdad
Media = 3.55
Media = 3.87
U = 1744.5
p.=.001
Atractivo f ísico
Media = 3.29
Media = 3.92
U = 1377.5
p.=.000
Afiliación
Media = 3.29
Media = 4.05
U = 1496
p.=.000
Apoyo
Media = 2.92
Media = 2.70
U = 1967
p.=.009
Gentileza
Media = 2.51
Media = 2.11
U = 1342.5
p.=.000
Semejanzas
Media = 3.21
Media = 3.27
***
Sociocultural
Media = 3.21
Media = 4.10
U = 1807
p.=.001
Sexo
Media = 3.47
Media = 4.04
U = 1558
p.=.000
Admiración
Media = 3.17
Media = 3.29
***
Novedad
Media = 2.93
Media = 2.90
***
*** No son significativas
A partir del análisis se encontró que de los 11 factores evaluados sólo en tres (semejanzas, admiración y novedad) no existe diferencias estadísticamente significativas entre las puntuaciones de hombres y mujeres. Por el contrario, en los ocho factores restantes se encontró que la puntuación varía dependiendo del género (ver tabla 1).
Gráfica 1. Factores que determinan la elección de pareja en mujeres.
En la gráfica 1 se muestran los 11 factores que determinan la elección de pareja en mujeres. Podemos observar que los dos factores más importantes son el de gentileza (media= 2.11) y el de apoyo (media=2.7); y los de mayor puntaje y, por lo tanto, menor importancia son los factores sociocultural (media= 4.1), de afiliación (media = 4.05) y sexo (media= 4.04).
Gráfica 1. Factores que determinan la elección de pareja en hombres.

La gráfica 2 muestra los 11 factores que determinan la elección de pareja en hombres. Al igual que en el caso de las mujeres, el factor más importante es el de gentileza (media= 2.51) y el menos relevante es el factor sociocultural (media= 3.73).
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Discusión
De acuerdo con los resultados podemos concluir que el factor más importante y recurrente en la población en general es el de gentileza, es decir, los sujetos tienden a buscar aquello considerado ideal en las personas; en el hombre que sea: educado, caballeroso, atento, detallista; y la mujer que sea: tierna y cariñosa, donde los dos tengan sentido del humor y sean románticos (Banister, Jakubec y Stein 2003; Jiménez, 2003; Schvaneveldt e Ingoldsby, 2003; Storey 2003; Urbaniak y Kilmann 2003; Pedroza, 1998; Morales, 1997; Winch, 1958).
Por otro lado, el factor menos relevante en la elección de pareja, tanto en hombres como en mujeres es el sociocultural, que se refiere al nivel económico de la persona o la cantidad de bienes (Winch, 1958; Morales, 1997; Pedroza, 1998; Padilla, 2001; Schvaneveldt e Ingoldsby, 2003; Gil-Burmann, Pelaez y Sanchez, 2003; Sundie, 2003; Li, 2003; Jiménez, 2003).
A pesar de la coincidencia en la definición de los factores más y menos importantes para hombres y mujeres, el segundo factor más relevante para ellas es el apoyo, el cual representa la necesidad de contar con alguien para seguir adelante en la vida, capaz de proporcionar seguridad, comprensión y ayuda (Banister, Jakubec y Stein 2003; Furman, Simon, Shaffer y Bounchet 2003; Quiles, 2003). Este factor de apoyo no es importante en la elección de pareja de los hombres, ya que es el segundo factor menos relevante en este grupo.
En cuanto a la relación de estos resultados con los de otras investigaciones se encuentra que, efectivamente, las mujeres dan mayor importancia a los aspectos afectivos en la elección de pareja y su elección está determinada por una necesidad de tener a alguien con quien platicar y que las entienda, o como lo menciona Garduño (2002), el tener a alguien para compartir, a quien admirar y querer. Satisfacer la necesidad de no estar sola y poseer intereses comunes.
Sin embargo, otras investigaciones reportan que los hombres están más preocupados por la relación corporal y por la atracción física (Jiménez, 2003; Garduño, 2002; Pedroza, 1998; Winch, 1958); lo cual no concuerda con nuestros resultados, pues conforme a los resultados ambos grupos no conceden importancia al factor de atractivo físico en la elección de pareja. Estos datos son interesantes, ya que indicarían un cambio en los intereses de los sujetos al momento de elegir pareja, atendiendo ahora a otros factores de tipo afectivo como la gentileza y el apoyo. Una sugerencia para futuras investigaciones sería replicar el estudio con una muestra más grande y heterogénea, abarcando diferentes niveles socioeconómicos y rangos de edad.
Una limitación del estudio se refiere a la prueba utilizada para evaluar los factores de elección de pareja, ya que el instrumento está en fase de y esto puede afectar los datos obtenidos, por tanto, se sugiere utilizar otras pruebas que midan estos aspectos o factores. De cualquier manera los resultados indican aspectos interesantes sobre los elementos llevan a hombres y mujeres universitarios a establecer sus relaciones de pareja.
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Bibliografía
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