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miércoles, 12 de junio de 2013

Colores puros pero letales: La Cicuta




Cicuta (Conium maculatum). Pertenece a la familia de las umbelíferas, crece en terrenos no cultivados y escombrosos, pudiendo diferenciarse tres tipos: grande, pequeña y venenosa. Toda la planta contiene alcaloides, entre los que se destacan glucósidos flavónicos y cumarínicos y un aceite esencial, además de la coniceina y la coniína, esta es una neurotoxina que inhibe el funcionamiento del sistema nervioso central produciendo el llamado "cicutismo". La cicutina es el alcaloide más activo con acción tóxica dirigida sobre bulbo y placas neuromotrices; el efecto es parecido al del curare; la dosis letal se aproxima a 500 mg. Otros alcaloides contenidos en la planta, como cicutoxina, metilconicina y conhidrina, son menos peligrosos.
Al hablar de cicuta (conium maculatum) todos pensamos en un potente veneno. Los antiguos griegos utilizaban la planta para matar a los condenados a morir. De hecho, pasó a la historia gracias a Sócrates, ilustre personaje que perdió la vida bebiendo una infusión de esta planta. Juzgado por no reconocer a los dioses atenienses y por, supuestamente, corromper a la juventud, el gran filósofo griego fue condenado a morir ingiriendo el potente veneno.

Debido a la conina, el principio activo más importante de la planta, la cicuta puede proporcionar un efecto sedante muy pronunciado. Este efecto se ha utilizado en farmacología como analgésico en dolores muy intensos (cáncer, migrañas, neuralgias,...) o como anestésico local administrado por vía tópica, ya que la conina se absorbe por la piel. De todos modos, hoy en día su uso farmacológico es muy limitado ya que la frontera entre dosis terapéutica y dosis tóxica es muy fácil de cruzar.

La cicuta es una planta bienal, esto es, que tarda exactamente dos años en completar todo su ciclo biológico. Puede mediar hasta un máximo de dos metros, y se reconoce, aún sin verla, por su hediondo olor. Sus hojas tienen forma triangular. El tallo es hueco con flores blancas. En el fruto se concentra la mayor toxicidad, aunque toda la planta es venenosa. Crece, de forma natural, en bordes de carreteras o caminos, en setos y a los pies de algunos muros.
Algunos gramos de frutos verdes son suficientes para provocar la muerte de un humano (los rumiantes y los pájaros parecen ser resistentes), el caballo y el burro son poco sensibles, pero es un veneno violento para los bóvidos, los conejos y los carnívoros. En el humano, la ingestión provoca trastornos digestivos durante la primera hora (especialmente cuando se utiliza la raíz ), vértigos y cefaleas, parestesias, descenso de la temperatura corporal, reducción de la fuerza muscular, y finalmente una parálisis ascendente parecida al sindrome de Guillian Barré.

Lecturas recomendadas:
La Cicuta, después (Angus Wilson) -Alfaragua-

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