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viernes, 23 de noviembre de 2012


COMENTARIOS SOBRE ARTE CONTEMPORANEO

Pintora Hurí Barjau Martínez

“Antes de que se quiebre el jarrón de barro”

Marcel Duchamp marca una nueva época en la creatividad y lleva a la reflexión sobre el arte contemporáneo.



En diferentes grupos de artistas, se ha mencionado que el  arte  se  ha vuelto un no-arte, quizá la imagen de un cielo o  neblina. El no-arte, no como sustancia sino como procedimiento, da la impresión, después de un lapso de tiempo, de obedecer  las leyes naturales en la que todo cambia, hasta transformarse de una serie de acciones y de acontecimientos a una cosa cualquiera y  seleccionada.

La pintura de Marcel Duchamp, por ejemplo, fue fotografiada en su galería por el famoso Alfred Steglitz promotor de vanguardia norteamericana y fotógrafo de renombre lo cual, sin duda, dio fuerza a esta forma de expresión del pintor.


La definición que se le ha otorgado a su obra es de “ready made”; lo cual quiere decir que solamente la mirada de el espectador, transforma cualquier cosa en un elemento estético peculiar. Aquí subrayamos el conocido poder que tiene la publicidad sobre diferentes maneras de expresión. Generalmente una galería tiene público en la inauguración, como si fuera una misa ritual: después, solo algunos visitantes esporádicos locales y curiosos sin gran conocimiento del arte dominan el escenario.
Impera el poco compromiso político sobre el arte en general y sobre el arte contemporáneo, lo que obedece a diversos factores, dentro de los que destacan una visión pobre de la mayoría y la tendencia a poner los intereses en asuntos  superficiales.
De alguna manera, considerando la filosofía de Carl Marx, podemos decir  que el arte es una ideología de una práctica de relación y comunicación, expresada, por ejemplo, con técnicas como el “collage” y “reciclaje” y por otros medios como el publicitario y el significado del concepto.
Se ha recurrido a la búsqueda de espacios alternativos como los lugares abandonados para la exposición del arte contemporáneo y con ello protestar contra rígida programación de los lugares formales. La reconstrucción del Palacio de Tokio en Paris, proporcionó exposiciones rápidas en espacios y pasillos sin destino particular, donde se presentaron debates e “performances”. Aunque el agrupamiento de individuos en torno a un discurso no difiere mucho de la aglomeración de una manifestación pacifísta, no encontramos angustia en los espectadores porque no hay un planteamiento fundamental y el verbo comunicar pierde su transitividad para conservar una ilusión: La ilusión de lo que no tiene precio.

Analizando estos conceptos fragmentados podemos pensar que, efectivamente el arte contemporáneo está vibrando en la frecuencia de una sociedad que se distingue por la velocidad, lo efímero asi como la falta de conciencia de lo impermanente.
Actualmente, parece que estamos a la espera voraz de la producción industrial, de las formas simbólicas y  de los bienes culturales. Con esta forma de ver el mundo moderno, el arte se esfuma, se vuelve ese no-arte esa neblina dispersa que, fuera de ese marco conceptual, podría ser algo majestuoso.

Finalmente, después de todo, el arte en general retorna a su lugar de partida: la búsqueda y la reflexión, enriquecidas ambas por su recorrido a través de la historia.

Imágenes:
1.Exhibición de Marcel Duchamp en Munich, 1912
2.Escrito en la pared de uno de los pasillos del metro de Londres
3.“The Terminal” Camera Work photogravure, 4 3/4" x 6 3/16 (Alfred Steglitz), 1911
4.Obra de Marcel Duchamp
4. El Palais de Tokyo (Palacio de Tokio).

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